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El renacimiento regresa con la IA descentralizada

Cointelegraph
1KPalabras
29/06/2025

Opinión de: Matt Wright, cofundador y director ejecutivo de Gaia. A mediados del siglo XV, la imprenta de Gutenberg eliminó el monopolio del conocimiento escrito. La alfabetización se expandió, las instituciones cambiaron y el público finalmente obtuvo acceso a ideas encerradas tras el control de la élite. Hoy en día, la inteligencia artificial descentralizada (DeAI) desencadena un cambio similar al expandir el acceso a la inteligencia y remodelar quién puede construir con ella. La descentralización de la AI desafía la estructura predominante de la AI actual. La mayoría de las plataformas operan como sistemas cerrados. Los pesos del modelo están ocultos, los conductos de datos son propietarios y la toma de decisiones ocurre detrás de las APIs. Ese control ha permitido que un pequeño número de empresas determine cómo evoluciona la inteligencia y quién puede usarla. DeAI reduce esa dependencia y cambia cómo se crea, se gobierna y se distribuye la inteligencia. La naturaleza cerrada de los sistemas de AI centralizados crea cuellos de botella como resultado del acceso limitado, lo que, a su vez, conduce a una visión del mundo estrecha. En casos documentados, la tecnología centralizada ha producido decisiones sesgadas, resultados opacos e incluso arrestos injustos. Estos riesgos provienen del control centralizado sobre los insumos, el diseño y los datos. Incluso los objetivos de las empresas centrales de AI están evolucionando bajo presión. En 2025, OpenAI desechó los planes de convertirse en una entidad totalmente con fines de lucro y reestructuró su brazo comercial en una corporación de beneficio público controlada por su matriz sin fines de lucro. Si bien la medida indicó que el interés público sigue siendo una prioridad, también reveló cuán frágil puede ser ese compromiso cuando está ligado al gobierno corporativo. DeAI elimina esa dependencia por completo. Incorpora el beneficio público en la arquitectura al diseñarlo en cómo funciona el sistema. Los desarrolladores de DeAI pueden ejecutar modelos localmente, ajustarlos con datos regionales y adaptarlos a limitaciones específicas. Las herramientas no dependen del ancho de banda, las licencias comerciales o la aprobación corporativa. Operan donde las herramientas centralizadas a menudo no pueden. Los agricultores en India usan asistentes de voz entrenados en dialectos locales para planificar los ciclos de los cultivos. En Sierra Leona, los maestros usan *chatbots* de AI a través de aplicaciones de mensajería de datos bajos para obtener soporte de lecciones en tiempo real que es más preciso y rentable que la búsqueda web tradicional. En la Guatemala rural, las parteras usan una aplicación de teléfono inteligente con tecnología de AI para monitorear la salud fetal durante las visitas domiciliarias, lo que permite evaluaciones en tiempo real sin acceso a Internet y mejora la atención materna en entornos de bajos recursos. Todos estos proyectos son creados por los seres humanos que los usan, personas que históricamente han quedado fuera del desarrollo tecnológico global. Construir un agente de AI ahora es más fácil que nunca. Los tutoriales muestran cómo cualquiera puede crear agentes de AI funcionales sin codificación. Para los usuarios más técnicos, las plataformas ofrecen herramientas de desarrollo visual y basadas en código. Las barreras de entrada son significativamente bajas. Relacionado: La AI centralizada amenaza un futuro digital democrático. Las empresas también están siguiendo el ejemplo. Los minoristas entrenan modelos pequeños sobre datos de transacciones para mejorar la logística. Las empresas personalizan modelos de peso abierto para operaciones internas. Según DappRadar, las aplicaciones de AI descentralizadas están ganando cuota de mercado lo suficientemente rápido como para desafiar potencialmente a DeFi y los juegos en Web3. DeAI ya está remodelando cómo las personas trabajan, aprenden y resuelven problemas en sus comunidades. Con cada implementación, la inteligencia se vuelve menos abstracta, más aplicable, más situada y más local. La crítica más común de DeAI es que la descentralización conduce a la inconsistencia o la desinformación. Estas preocupaciones no son nuevas. Cuando apareció la imprenta de Gutenberg, los críticos advirtieron sobre textos no verificados y desorden social. El resultado a largo plazo, sin embargo, fue el progreso científico, la alfabetización y una participación más amplia en el discurso público. Los sistemas transparentes apoyan la supervisión. Los modelos abiertos pueden ser inspeccionados. Las normas comunitarias pueden regir las implementaciones locales. Los controles éticos pueden evolucionar en abierto en lugar de ser dictados por un único conjunto de valores corporativos. Esta divergencia refleja una división ideológica más amplia en la comunidad de AI. Dario Amodei, CEO de Anthropic, ha defendido un enfoque centralizado y centrado en la seguridad, como se describe en su ensayo "Machines of Loving Grace". Argumenta que la AGI responsable requiere un desarrollo estrictamente controlado. Por otro lado, Ben Goertzel, fundador de SingularityNET, ha advertido que el desarrollo centralizado de AGI corre el riesgo de reforzar las estrechas visiones del mundo de sus creadores. En una entrevista reciente, pidió que la inteligencia surgiera de la colaboración global y la adaptación local. Estas posiciones influyen en los incentivos, los modelos de riesgo y el acceso global. Los sistemas centralizados priorizan la uniformidad y el control. Los sistemas descentralizados permiten que la inteligencia evolucione dentro de diversas culturas, industrias y casos de uso. Esa flexibilidad ya está dando forma a nuevos mercados y nuevas instituciones. La próxima fase de la AI se definirá por quién puede participar. Cuanto más se mueva la inteligencia a manos del público, más duradera, adaptable y representativa se volverá. Los desarrolladores se están alejando de las APIs cerradas, las instituciones públicas están invirtiendo en infraestructura soberana y los modelos construidos por la comunidad aparecen en lugares con alcance limitado de las herramientas de Big Tech. La inteligencia ya no se construye solo para el mundo, sino que está construida por él. Todavía estamos al principio de esta transición, y lo que viene después depende de lo que construyamos. Eso significa invertir en infraestructura descentralizada, financiar proyectos locales y, sobre todo, crear las herramientas para dar forma a la inteligencia tan accesible como las herramientas para leer y escribir. El primer Renacimiento expandió quién podía leer. Este expandirá quién puede pensar, computar y construir, en todas partes. Opinión de: Matt Wright, cofundador y director ejecutivo de Gaia. Este artículo tiene fines informativos generales y no pretende ser ni debe tomarse como asesoramiento legal o de inversión. Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son únicamente del autor y no reflejan ni representan necesariamente los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.

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